No se trata de un objeto antiguo cualquiera. Fabricado en la antigua Grecia, el mecanismo de Anticitera fascina a los investigadores por su complejidad y sofisticación, considerado por los expertos como la primera máquina de computación analógica de la historia.
Hace cien años unos buceadores encontraron sus restos y ahora un equipo de investigación intenta averiguar el mecanismo de su funcionamiento.
Su complejidad técnica no parece encajar con su momento histórico. No hay una continuidad, al menos que se sepa, en torno al mecanismo de Anticitera: se trata de un objeto único de una complejidad y desarrollo técnico sorprendente, y no se conoce ningún dispositivo similar. De hecho, no volvió a fabricarse nada tan sofisticado en alrededor de un milenio, cuando los primeros relojes astronómicos aparecieron en la Europa medieval.
Hace cien años unos buceadores encontraron sus restos y ahora un equipo de investigación intenta averiguar el mecanismo de su funcionamiento.
Su complejidad técnica no parece encajar con su momento histórico. No hay una continuidad, al menos que se sepa, en torno al mecanismo de Anticitera: se trata de un objeto único de una complejidad y desarrollo técnico sorprendente, y no se conoce ningún dispositivo similar. De hecho, no volvió a fabricarse nada tan sofisticado en alrededor de un milenio, cuando los primeros relojes astronómicos aparecieron en la Europa medieval.